lunes, 29 de agosto de 2016

Vivir cediendo para crecer.




Era de noche cuando dejó el chupe al raso de la terraza, de noche y sin luna. Quiso que el quitamiedos, al que se agarraba mientras dormía, desapareciera de su vida. Ya eres mayor, le repetíamos mientras, con indecisión, colocaba el chupete en un recipiente de la mesa del balcón. Estaba medio convencido que el chupete tenía que volver con sus papás-chupetes en la luna; un cuento mágico que estaba haciendo su impacto en el centro de sus emociones. Y se fue a dormir mirando para atrás, por si acaso no sucedía el viaje lunar. Vino después la mañana, y comprobó que no estaba, en la terraza, ese tesoro preciado que había dejado  con cierto dolor. Sin lugar a dudas, era su primer arranque de generosidad, su puesta de largo en esto de vivir cediendo para crecer. Al mediodía le llegó un mensaje, sobre una cartulina naranja y una estrella-lazo de color rojo: Gracias Rodrigo- decía- por devolvernos a nuestro peque. Mientras le leíamos la misiva nos miró sin preguntar por ese resto de bebé que tanto apreció. Ya era mayor  y así lo hizo saber a media humanidad. 




viernes, 5 de agosto de 2016

Creces.




En medio de este mes de agosto, a punto de cumplir tus tres años, te veo crecer. 

Creces, hasta en tu forma de decir. Escuchas y repites lo que entiendes, como si el mundo se resumiera en esas palabras. 

Creces, sí y aunque no sabes de lo ancho o lo profundo, sí de lo que quieres hacer solo; sin ayuda de nadie. La independencia, tu medio de expresión, rompe con cualquier paternalismo estúpido que nos exige. 

Creces, con esa normalidad de los niños de tu edad. Te levantas exigiendo el abrazo, te acuestas arropado en él. Al enfado le sigue la risa y a la risa la broma. No sabes manejar los imperativos mezclados con un –“por favor”- interesado. No tienes penas, aunque llores pretendiendo conseguir el capricho del momento que nos hace preguntarnos por los nuestros. 

Creces y apuntas maneras de mando. Difícil conseguir tu favor si la orden se te impone; saltas con la tozudez de un animal, hasta quebrar las normas establecidas. Llegarás a comprender que mandar se manda obedeciendo a lo mejor para los otros. No te falta corazón para aprender esta medida solidaria de saber estar con todos. 

Creces y nos haces crecer a la par. Eres un espejo donde mirarnos y descubrir errores y aciertos, multiplicados en tu forma de actuar que nos hace seguir, aprendiendo desde  cero. 

MIS VISITAS AL MUNDO

MIS VISITAS AL MUNDO
Tiene Lisboa sonidos de agosto