martes, 9 de julio de 2013

¿ “TALIBANISMO” EDUCATIVO?




En medio de un calor sofocante y con los ecos de la ruindad humana en forma de corrupciones en el seno de los dos grandes partidos del país, se impone la certeza de una ley, como la LOMCE que, aunque no aprobada, será una de los hitos del PP. Y digo hito porque esta tendrá consecuencias muy “negativas” en la sociedad española. 

Porque, qué se puede esperar de una Ley de educación que suprime la asignatura Educación para la Ciudadanía donde los Derechos Humanos son su parte fundamental.Por qué la torpeza de suprimir algo que sensibiliza a los alumnos en aspectos como la igualdad de género, la xenofobia, y donde los instrumentos de tolerancia son un hecho. No vale decir que los valores tienen que aparecer de forma trasversal en todas las asignaturas porque, aunque es cierto, ningún profesor de matemáticas ni de lengua se detiene a profundizar con sus alumnos sobre los aspectos críticos y en crisis de nuestra sociedad. 

Y lo peor no es esto, sino que, junto a esta asignatura, se suprime también la Ética de 4º de la ESO. Si esto es así, quién le dirá a los alumnos dónde están las claves para evitar errores morales y saber distinguir lo autónomo de lo que no lo es; quién capacitará a los chicos y chicas de este país dónde están los límites del comportamiento humano; quién enseñará a los que están creciendo, de forma concreta y por contraste, las reglas universales de la moral más allá de cualquier particularismos político o religioso. La ley, al suprimir la asignatura de Ética de las aulas, deja el campo abierto a lo peor, porque si ahora “ladramos” después “ morderemos” y esto es algo difícil de superar. 

El colmo de la Ley “que viene” es el de reducir la enseñanza de la filosofía a un puro trámite dejando como una optativa, entre quince más, a la Historia de la Filosofía.¿ Por qué poner a un lado esta asignatura que nos situá en el centro de nuestras raíces culturales, en el epicentro de lo que somos? Si la ley se pone en práctica, desmantelando las aulas de la enseñanza de la filosofía, los alumnos perderán la base de su marco crítico, referencial e identitativo con el peligro de que muchas cuestiones, sin lógica, se confundan o se difuminen. Podemos superar una crisis económica pero difícil será superar una crisis de pensamiento. 

La ley al obviar la Ciudadanía, la Ética y la Historia de la Filosofía, da paso al “borreguismo” y al miedo. Los ciudadanos así, son fáciles de controlar. Una ley que reduce los ámbitos de la filosofía al vacío habla, desde un cierto “talibanismo educativo”, de sus perspectivas ideológicas y políticas. 

¿Por qué este temor a la filosofía? ¿Por qué tener miedo a que a los chicos y chicas de este país se les enseñe a ser críticos y a saber distinguir lo bueno, bello y útil de lo que no lo es? Un sistema educativo que no tiene en cuenta la base del pensamiento, como es el hecho de saber preguntar o responder sin cerrar puertas, que es lo que fomenta la filosofía, es un sistema que conduce al error. 

Porque, de por sí, esta ley es un error del sistema al mirar la educación con una visión economicista y miope. Y si este ministro quiere reformar la educación que pregunte a quienes “olemos a niños” y sabemos de las dificultades de la enseñanza “in situ”; que se deje de hacer, desde los despachos, engendros como esta ley. La educación merece un respeto, es la base del buen funcionamiento de un país. Un pueblo educado y crítico tiene futuro lo contrario será reducirlo a producir como mero “pollo de granja”. 

 Espero que que quienes nos gobiernan sepan dar marcha atrás en este despropósito legal y dejen la enseñanza ética y filosófica en el lugar que siempre han ocupado. 


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Tiene Lisboa sonidos de agosto