miércoles, 31 de agosto de 2011

De la falta de presencias




Nunca fue tan gris la tarde, nunca
cuando la palabra resbaló
en el vacío de la distancia,
en el muro que impedía descifrar el rostro.
Unas frágiles vocales, mezcladas
con pronombres y verbos abreviados,
componían renglones abortados. Nunca,
como hoy, se hizo tan de noche
aunque la luz arropase los vértices
de las cosas inertes.







los espacios de la carne




Los sueños se convirtieron en espejos del verbo,
en horas volando en la piel de la tarde. Y la brisa
respondió a las caricias en los espacios de la carne
que gritaban deseos. Nada que hacer cuando la mirada
se contagia de la altura y los versos se acumulan en el aire.


lunes, 29 de agosto de 2011

A punto de gritar




Otra foto de Carlos Rivero me marca el punto de inspiración para trabajar un grupo de palabras dando forma a un poema de Lo diario.

Hay caminos con espejos
que aparcan la luz entre el barro,
barros que se cuelgan al deseo de los caminos,
espejos encerrados en los límites de la forma
que señala horizontes,
luz que dibuja cuerpos arropando el color
del sentimiento.

Tan anónimo el camino
dando nombre al barro
que no sabe como dejar la huella
de la luz, patente en el sexo
del espejo, ese revés de las cosas
que trazan la fragilidad en el caos
de una naturaleza a punto de gritar.

Qué camino seguir sin romper
este invierno forzado
que marca el barro con la luz
en la línea
del agua
con un simple verso
de formas.



sábado, 27 de agosto de 2011

Líneas

Mirando una foto de Carlos Rivero/domingo 21 de agosto de 2011.






Todo está en el orden perfecto de la línea.
Un equilibrio creador de formas grises, casi azules,
de sueños quebrados. Cómo romper este verso de la tarde,
esta victoria de la mirada indiscreta que recoge el alma de la calle.
El silencio encastrado en las palmeras parece anunciar lluvia.
pero no llueve solo hay sueño en los ángulos de la carne que colorea
la cruda piel del cemento. Orden perfecto en el equilibrio de los sueños,
en la mirada silenciosa que roba la infinitud de la línea entre grises,
casi azules, de sombras. La vida, este silencio infinito de la carne que desea
otro cielo. No llueve, solo hay sueños entre las líneas eternas de cualquier tarde.


viernes, 26 de agosto de 2011

En tránsito...



El tiempo es el mejor autor;
siempre encuentra un final perfecto.
Charles Chaplin




En este tránsito de las horas
donde los sonidos desfiguran
el paisaje de nubes y asfalto;
en este fluir de los instantes
donde nada ocurre y todo sucede
más allá de las miradas;
en este momento,
el deseo recrea formas inauditas
atando la palabra a la sombra
del silencio,
a la imposibilidad
de dibujar el espacio
en el que nazco, una y mil veces mil,
entre los ruidos que llegan
con un persistente oleaje callejero
“pret- a- porté” cotidiano, que acompaña
en este maldito fluir de las horas en tránsito.


jueves, 25 de agosto de 2011

Otro día más, otro día menos




Otro día más en la corriente de las horas,
otra mirada perdida,
otro minuto indeciso,
otra pregunta por hacer,
otra vida segada,
otra palabra en la memoria,
otro recuerdo,
otra angustia,
otro perdón,
otro decir te-quiero,
otro dejarme querer,
otro instante para soñar,
pero
otro día menos
para mirarte,
para decidir,
para responder,
para reparar,
para hablar de memoria,
para mirar hacia delante,
para vivir,
para besarte,
para seguir queriéndote,
para que me sigas queriendo,
para seguir soñando.




viernes, 19 de agosto de 2011

El eco dolorido de un silencio



A Shaky, nuestra gatita
dos días después de su muerte.
Nunca pensé que un animal pudiera
dejar tanta estela de cariño.








Cuando el olor de la tierra se mezcla
con los sonidos, deteniendo el tiempo
en las ramas de los árboles, entonces fue
cuando la noche se pegó a tu cuerpo

con notas de madrugada.

Blanco y negro fueron los versos
de tu piel. Negro y blanco
en perfecta armonía
con paredes y rincones.

Te agarraste el aire, interrumpiendo
el vuelo perfecto del movimiento,
giros de una geometría exacta,
sin cálculo aritmético de una caza certera.

Tu mirada furtiva se arrastra por los rincones
con un juego mimoso y atrevido.
Imposible deambular por los pasillos
sin sentir el cálido giro de tus ojos,

ese sentimiento felino de perdón.

La huella de tu cuerpo permanece
en cada espacio compartido.
Cómo borrar esa sensación de seda,
cómo descifrar ese estar salvaje

de mañanas y atardeceres.

Cada grito callejero suena a tu voz; cada movimiento
parece desvelarte; cada rincón habla de ti,
de tus saltos tras el nudo
de un plástico ruidoso.

Quién te reprochará
ese saltar de cabriolas,
quién.

No entiendo esta suerte de tu paso
que ahora nos deja en el vacío de los gestos,
con el eco dolorido de un silencio
que se adueña de las sombras.

Cuando el calor rebotaba en los balcones,
sin esperar las sílabas frágiles
de la madrugada, la noche
te sedujo con su magia de luces.

Negro y blanco, susurran tu muerte
en los versos de tu cuerpo. Blanco y negro,
de porcelana esparcida en las aceras.
Negro y blanco arañando las raíces

de un olivo.




miércoles, 17 de agosto de 2011

Su recuerdo se agranda en los rincones



Hoy estamos de luto en casa, Shaky, nuestra gata se ha caído del balcón y se ha matado. Así, como suena. Intentamos reanimarla pero el golpe fue demasiado grande. Lola, la veterinaria no pudo hacer nada. Hoy vamos a enterrarla en el campo, cerca de donde nació.




Mientras escribo estas líneas tengo el corazón encogido. Siento esta muerte como la de un ser querido. Y es que Shaky era uno mas de casa. Ni mi mujer, Gema, ni yo hemos podido dormir. Es terrible el vacío que ha dejado.

Nos han aconsejado tener otro gato pero no sé yo si es lo mejor mientras estamos en el duelo. Se me hace imposible querer a un animal de esta manera y después de verlo crecer, sentir su muerte...Es duro. Si no se tiene un animal es imposible comprender este grado de unión con la naturaleza.



Cada vuelta que doy en la casa la siento, esa mirada callada, protectora. Porque en algún momento sentía que Shaky nos protegía haciendo que las malas vibraciones se fueran de casa. Calmó más de dos malos humores...

Mientras siento su sombra sobre mis espaldas su recuerdo se agranda en los rincones. A lo mejor volvemos a tener otro gato pero nunca será Shaky.
Ahora me dispongo a estar entero para enterrarla dejando que su jugueteo me calme la ansiedad y las ganas de llorar.



viernes, 12 de agosto de 2011

"Hay agua fría sin alcohol"








Con un calor sofocante y con el asfalto mordiéndonos los pies, seguimos practicando el difícil oficio de “turista” ahora, por el barrio de Las viñas. Lo mejor de este peregrinaje fue el descubrimiento de unos anuncios hacia la mitad de la calle. Entre los coches mal aparcados, divisamos unos carteles colgados a la solana en la puerta de un bar. No dábamos crédito a la broma cuando leímos : Un “Hay hielo frío”, que rezaba en la pizarra de la kaliber, y al lado, en otra de la cruzcampo una replica con un “No te rías que también tengo hielo caliente por encargo”. La risa fue de inmediato por algo tan evidente que se prestaba a bromas. Y es que no se puede ser tan ingenioso para anunciar semejantes asertos. Pero la broma no está en escribir aquello sino en el atrevimiento de colocarlo para anunciar algo que va más allá de lo evidente, porque la obviedad no tiene nombre. El reclamo estaba servido y preguntar era lo que se imponía. Pero, a veces, la vergüenza puede más que la curiosidad, nos quedamos con las ganas de saber qué sentido tenía tanta retórica callejera. Sea lo que fuera aquello que se anunciaba, en esos dichos jocosos se encerraba una ironía latente contra algo o contra alguien o simplemente era un reclamo. Y para rematar el colmo de la ingeniería escrita, al lado de los mencionados, otro indicaba que “había agua fría sin alcohol”. El genio de la frase pienso que iba más allá de lo aparentemente escrito y que no era por casualidad este trasunto de exponer tanta obviedad junta sino que detrás, se encontraba una respuesta “indignada” quizás al descalabro ambiente. Pero, dejando estas disquisiciones, lo mejor de todo esto es que nos hizo reír aliviándonos del calor sofocante del mediodía y dejándonos claro como es la calidez generosa de la gente del sur.





jueves, 11 de agosto de 2011

Una sinfonía multicolor...





El bullicio resbalaba por las columnas dóricas del rectángulo envolvente del Mercado Central. Los olores se confundían con las voces y las risas con el juego de los niños a la sombra de los soportales. Un mayúsculo espectáculo que se vive por instantes con intensidad. Nunca se repite esta emoción de la mercadería en esta gran plaza de abastos, por muchas veces que entres. Siempre es distinta. Los mandiles mojados de los pescaderos parecen sedas albergando gotas de mar; las manos gruesas de los carniceros tienen la dureza de las vigilias del mercado; la sonrisa de las vendedoras de fruta remeda el olor de la albahaca. Carniceros, especieros, todos en una sinfonía multicolor dan calidez al paisaje de mañana en este Mercado Central. En el suelo retumba el traqueteo de los camiones junto a las pisadas inseguras de obreros soñolientos a punto de descolgarse de una cuerda invisible que les maneja en el ajetreo. Nada amortigua el hambre que, en este punto de las dos del mediodía, se acelera ante tanta maravilla comestible. Cuando dejamos el recinto algo de misterio se pegó a las espaldas, volver el rostro daba angustia. Mejor mantener este sabor de los olores en la retina de los ojos y en la memoria.

martes, 9 de agosto de 2011

Permanecer en un siempre recordar







Un enjambre de ojos sobre vuelan el tapiz multicolor de los tallos floridos, de las macetas con geranios, de las rosas cortadas. No hay prisas, el tiempo se detiene apuntalado en la retina de los ojos. Una plaza donde las sensaciones se filtran por todos los huecos. Las líneas afiladas de los edificios la defienden de la fealdad y la ennoblecen con su corte dieciochesco. En el centro, Columela, el insigne gaditano amigo de Senéca, vigilando, con timidez de piedra, a los "peregrinos" de esta ciudad, bendecida por la luz. Nada escapa de la mirada sin ser convertido en sonrisa. Y es que hay plazas, como ésta, donde pasar es permanecer en un siempre recordar con emoción.




domingo, 7 de agosto de 2011

Cuando la piedra es herida por la luz



Abre el cielo con sus torres liberando la luz de su piedra. Su puerta remata el abrazo de la piedad en un sinfín de versos y pilastras acogiendo a turistas despistados. Casa de oración transida de silencios. Catedral de las Américas que alargó su vestido hasta el Nuevo Mundo. Discursos arquitectónicos juegan por sus pasillos. Punto medio del orbe dieciochesco. Qué soñar cuando la piedra es herida por la claridad, qué decir cuando el culto se hace verso de líneas barrocas y el ritmo del Rococó, de arquitecturas miles, juegan con el ritmo firme del neoclasicismo. Cuántas lágrimas de comerciantes se vertieron en sus mármoles, cuántas miradas se volvieron jaspes, sentimiento de colores que alternan con la infinita luz de sus ventanas y las notas perfectas de capitales corintios. En su centro, corazón de mármol rosado y oros, el baldaquino apunta la geometría de las cúpulas. Se respira la armonía de la palabra en el eco de sus muros, verbos de piedad en la memoria de sus abalaustrados púlpitos. Ante la solemnidad de este pulmón devoto, en medio de la ciudad, todas las expresiones se reducen a pobres palabras que queriendo explicar algo no dicen nada. La contemplación y el silencio se imponen por encima de toda alarde de generosa explicación. Caja preciosa de la religión que guarda tesoros de humanidad más allá de las fronteras.

lunes, 1 de agosto de 2011

La huella de mil rostros




Barrio del Pópulo, de calles estrechas y elegantes, de balcones adornados con geranios, lleno de sueños y risas, camino de la Catedral. Miradas y cornisas conforman la ilusión de las paredes. En las puertas, de serenas aldabas, aparece la huella de mil rostros. Un olor a fritos, a pescado en adobo, recorre la calle. Todo es un combinado de sorpresas que se descuelgan por los tejados y las farolas. No hay bullicio hay gente con sonrisa puesta, con aderezos de domingo, con ganas de pasear en el tiempo detenido de las entrecalles. Los pasos se amortiguan en los limpios acerados, guardando el cansancio bajo las grietas de las esquinas. Nada se interrumpe en este viaje de sensaciones cuando la calle se estrecha en forma de arco, abriéndose a otros perfiles citadinos lleno de torres y cúpulas radiantes.

MIS VISITAS AL MUNDO

MIS VISITAS AL MUNDO
Tiene Lisboa sonidos de agosto