sábado, 29 de noviembre de 2008

Realidad y sentimiento, un diálogo interior (IVª parte de “ Ser agua”)

Por último, en el poemario Blanco en lo blanco(1984) encontramos los perfiles, la identidad del autor. De aquí esta pregunta: ¿Andrade es un hombre del diálogo íntimo o un hombre solo que recurre a las soledades como forma de ser?

En esta obra fundamental, dentro de la creación poética de Eugenio de Andrade, según los críticos se da “una de las mayores autobiografías poéticas de nuestro siglo”. Importa descubrir las claves sobre la realidad que identifica al autor y que, de forma directa, se apuntan en el propio título de la obra: Blanco en lo blanco ( Branco no branco).

El título “Blanco en lo blanco”, es una cita de Bashô (1), en traducción de Octavio Paz ( “Narciso y biombo/ uno al lado del otro ilumina/ blanco en lo blanco”). Eso esclarece la intencionalidad del propio autor sobre una de las líneas con las que él confeccionará su poética: La forma oriental de versificar. Ella está presente en su obra y especialmente en ésta.

Comenta Eugenio de Andrade que “habrá a lo largo del libro citas más sutiles; dejo al lector el placer de descubrirlas. Su postura respecto de la poesía oriental es ineludible. Esta es el Haiku, descubierto por Bashô, la configuración espiritual de un camino2. Será el haiku, de forma no canónica, la manera de versificar que se atisba en algunos de los poemas. Señalamos algunos de ellos: ( Entre paréntesis se indican la numeración de los poemas del libro Branco en lo branco )

Un amigo es a veces el desierto, /
Otras el agua....
Lo real es la palabra (V)

Y va llegando, va llegando a su fin/
la luz de marzo...
Locas, locas de marzo (XII)

Habitaré entonces la mirada desnuda/
fatigada del cuerpo, ese desierto/
repetido en las aguas/
mientras la bruma sobre las hojas

Posa las manos mojadas./
Y la lumbre.( XVI)

No, no es aún la inquieta/
luz de marzo...
no, es sólo una mirada (XX)

A veces se entra en casa con el otoño/
preso de un hilo

Entonces se duerme mejor,/
hasta el silencio acaba por callarse./
Parece que va a nevar (XXXV)

Ahora la mano; que no sabe volar, /
.../
Y no esa nada. (XLVII)

En los 50 poemas que integran este libro se unen a la sensualidad mediterránea, siempre presente en el poeta, con el tono decididamente oriental ya presentido en sus obras anteriores. En ellos se van describiendo, de manera transparente, la realidad y el sentimiento de un hombre situado en el recuerdo constante del sur, el Alentejo, de donde se siente raíz.

Eugenio tuvo siempre abierta la ventana de su casa al sur. Constante brutal es esa remembranza de la niñez, como lugar poético a donde el hombre adulto viaja. Es el mundo blanco del niño donde la cal, el trigo, el agua y el calor del verano están presente.

Es un lugar al sur, un lugar donde /
La cal /
Amotinada desafía la mirada.Donde viviste... (II)

...En el sur,/
los días tienen ojos grandes/
y redondos;
en el sur el trigo ondula,sus crines danzan al viento,/
son la bandera/
desplegada de mi embarcación;
en el sur la tierra huele a lino blanco,/
a pan en la mesa,/
el ardor cobrizo de la luz invade el aguacayendo en el polvo, leve, encendida...(III)

...Soportas mal el aire, dividido/
entre la fidelidad que debesa la tierra de tu madre
y el casi blanco/
azul donde el ave se pierde...( IV)

Todas estas expresiones no llevan a pensar que el poeta está anclado en un eterno presente. Así lo expresa más adelante:

Sólo el caballo, sólo aquellos ojos grandes /
de niño, aquel /
derroche de la seda, me hacen falta....
es esa mirada que noche tras noche llega /
desde muy lejos por alguna trocha,/
y me roba el sueño,
y ni siquiera me exime el corazón.
Mi corazón, alentejo de escarcha ( X)

Hay poemas que están escritos en segunda persona. Esto es una forma de poner de relieve el permanente diálogo del ser interior, como si niño que llevamos dentro sugiriese una forma de ser. Así, parece expresarlo en uno de los poemas cuando describe el paisaje alentejano. Aquí, de forma plástica, da una visión de lo auténtico, expresado en la calidez del aire, y la tierra. Es como un soliloquio donde se repasa todo lo que uno ha sido y añora .

En el “Todo esto eras” del final del poema lo queda claro:

Ya no se ve el trigo,/
La lenta ondulación de los montes.
No se puede decir que fuesen contigo,/
tú tan sólo llevaste ese modo infantil de saltar el muro,/
de llevarte a la boca un puñado de cerezas negras,/
de esconder la sonrisa en el bolsillo
ciertas maneras de silbar a las tórtolas/
o de pedir un vaso de agua,
y dormir hecho un ovillo/
como sólo los gatos duermen.
Todo esto eras tú, sucio de moras. (XIII)

(continuará)
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(1)Matsuo Bashô ( s. XVII), maestro del Haiku Dice Octavio paz: . En uno de sus Haikus, la contemplación estética se resuelve en visión de la unidad de los contrarios. Una experiencia que es percepción simultánea de la identidad de la pluralidad y de su final vacuidad:Narciso y biombo:uno al otro ilumina, blanco en lo blanco.El poeta traza en tres líneas la figura de la iluminación y, como si fuese un copo de algodón, sopla sobre ella y la disipa. La verdadera iluminación, parece decirnos, es la no-iluminación2 Al igual que la obra de Bashô, la de Eugenio de Andrade está desprovista de vanidad; es un encuentro constante con la naturalidad y con la humildad del que usa los versos para avanzar en su propio camino de superación espiritual.

jueves, 27 de noviembre de 2008

ENTRE LA FICCIÓN Y LA REALIDAD

Ayer tuve que presentar a Eugenio Fuentes, un escritor extremeño afincado en Cáceres. Me gustó la experiencia, primero por lo que suponía el hecho de estar cerca de alguien que cuenta historias y que las cuenta de la forma que él lo hace. Eugenio es de estos seres que cuando pasas a su lado te contagia de entusiasmo y dejándote en las brasas del fuego de la palabra.
Con ocasión de este evento, que sucedió en la biblioteca Alcazaba de Mérida, tuve que leerme un libro suyo: Las manos del pianista. De esta novela, como del resto de su producción literaria algunos dicen que pertenece a la novela negra. Yo, por el contrario, pienso que no es verdad. Este cliché no es cierto ya que su narrativa se encuentra en ese lugar donde el enigma y la ficción se funden, donde la realidad es traducida haciendo una prosa cercana y amena. No, los relatos de Eugenio Fuentes no tiene nada que ver con el género policíaco de Edgar Alan Poe ni con la típica novela negra detectivesca desarrollada en un tugurio estadounidense. Es verdad que Eugenio Fuentes toma de la novela negra la figura clásica del detective, un ejemplo lo tenemos en su inspector Cupido que aparece en cuatro de sus obras. A pesar de todo este hecho no hace más que tocar tangencialmente el género de la novela negra.
Fuentes pertenece a esa generación de la nueva narrativa española que surgió en los años 80 y esta nos conecta con la raíz de la debilidad humana, con la rabia, el poder, la envida, el odio o la avaricia humana, es decir con esos sentimientos que, en algún momento, todos llevamos dentro. Es por ello que sus personajes son la justificación para bucear en el interior del ser humano con un gran dominio de los tiempos de la intriga y una descripción muy interesante de las realidades sociales: las mafias inmobiliarias, la violencia de género, etc.
Deudor de la mejor literatura del siglo XX él hace una introspección por la psicología de los personajes ahondando en sus miedos y deseos. No hay personajes superfluos en sus novelas, ni acto sin justificar, no hay acción dada al fácil entretenimiento. Fuentes cuenta historia desde dentro de los personajes, nos hace viajar y avanzar con ellos. Así, al mirar su producción literaria se observa ese viaje al fondo de los secretos humanos con una mirada compasiva ( Interior del bosque-1999) una mirada bien hacia los autores del crimen para preguntarse por el leiv motiv de sus fechorías ( Cuerpo a cuerpo-2007) o bien hacia las victimas presas del destino fatal contra el que se lucha ( Venas de nieve-2000). Su narrativa nos acerca a los afectos encontrados a los sentimientos (La realidad de los ángeles-2001) en medio de una realidad social muchas veces molesta o denigrante (Las manos del pianista-2003).
Merece la pena acercarse a este autor y dejarse llevar por su mano maestra imbuyéndose de la mejor filosofía de la vida, de esa que es capaz de preguntar o buscar la verdad sin importar el encuentro con el “monstruo de Tebas”. Él, maestro insigne, sus relatos ayudan a saber descifrar el enigma que la realidad propone dejándonos, a su vez, con la lección de sencillez bien aprendida.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Un hacer más allá del tiempo. (Parte IIIª de “Ser agua”)

El hacer de Eugenio de Andrade se fragua en la pasión de vivir, en una especie de contrapunto de los días y de las estaciones como referente, con un deseo permanente de luz. En definitiva, desde lo temporal-atemporal donde todo se vuelve más universal. Podría decirse que su poética tiene una perspectiva trascendental que llama la atención.La poética, su poesía, se desarrolla entre la temporalidad del hacer y la atemporalidad de los sentimientos. Para analizar esta realidad tendremos como referente algunas de sus obras como: El otro nombre de la tierra ; Rozando el decir (1992); La sal de la lengua.(1995).

1.-Escribir con pasión.

En “El otro nombre de la tierra”, obra que se publicó cuatro años después de “Branco no Branco”,(1984) el poeta pone al lector delante de un camino de deudas espirituales, entre otras, como bien dice Andrade, ante la incorregible pasión de vivir, de la que no abdicó en ningún momento. A lo largo de las tres partes en la que se divide el texto se hace un recorrido por la esencia íntima del poeta, que en ningún momento elude la realidad del cuerpo que madura en la complicidad de un verano, aceptando la mirada frontal de la muerte:- En el primer bloque, “El otro nombre de la tierra”, aparece la realidad del hijo como figura del niño interior que crece, esa realidad espiritual que cada mañana habla al oído del poeta para comentarle el secreto de vivir, haciendo de la mirada tiempo sin tiempo, eternidad. Ese niño va madurando, como las manzanas, pero ese niño interior no muere:“Ellos, crecen, los niños. /Crecen con los juncos,/con los mástiles.Crecen en mi corazón agujereado. /Sólo los niños no mueren. /Y los gatos.”- En el segundo bloque, con la complicidades del verano, vuelve otra vez, como una obsesión, a la figura poética del cuerpo que crece como “una casa, sin puertas, sin paredes, sin tejado: / si entrase el mar por ella, oiría las sirenas;/ si de nuevo fuese verano, sólo sería rocío.” El cuerpo no ha olvidado crecer en la dirección del sol, cerca del mar fiel al casi adolescente corazón del agua.“Habitar la casa, no la primera, sino la otra, donde nadie/ preguntaba qué edad tenía/ o si el verano ya había pasado/ o si el perro mordía/ la mañana estaba en la ventana. Esa era la casa, el sol en donde ardía.”Lo que abre la puerta de la casa, de ser metafísico que crece, es la sonrisa. Así, de esta forma, el hombre se abre a la realidad de la vida de manera positiva. La sonrisa, es quien abre la puerta, dice el poeta, “una sonrisa con mucha luz...,entrar en ella quitarse la ropa, quedarse/ desnudo dentro de aquella sonrisa. / Correr navegar dentro de aquella sonrisa.”Las figuras del cuerpo y el mar vuelve a denotar la levedad y fortaleza del ser que crece desde dentro:“El mar / siempre que toco /un cuerpo es el mar al que siento /ola a ola contra la palma de la mano. /Venus está ahora /tan cerca que no puedoperderme en aquella infatigable /ondulación”El hombre crece y vive sobre la tierra siendo, “ labio que suplica otro labio, como pequeña llama de silencio, como soplo oscuro del primer crepúsculo”. Junto a todo esta realidad del hombre creciendo, madurando, aparecen también las figuras del otoño y el verano que dejan de ser secuencias cronológicas para dar paso a la narración poética donde el hombre de la saudade retoma la melancolía , como en un “laberinto de zarzas para luego remontar en el deseo del verano de ver la danza/ de las nubes sobre el río, a las gloriosas flores desplegar su loca cabellera. / Eran las casas del verano, los girasoles. La postrera.”La tercera parte, “rosa del mundo”, tiene una especial mención de la muerte, “así alta, así blanca, así ronca”, como realidad de los días por venir y lo hace con un bello poema que curiosamente lo titula el sur. Como siempre el sur está unido a la figura del verano, la vuelta a la tierra y al aire de sus raíces. Y es que el ser, con categorías platónicas, no es mas un círculo vital que termina donde comenzó:“Era verano, había el muro. /En la plaza, la única evidencia Eran las palomas, el ardor /de la cal. De repente /el silencio sacudió sus crines,corrió hacia el mar. /Pensé: deberíamos morir así. /Así: arder en el aire”

2.- Escribir en el contrapunto de los opuestos

Por otro lado, en el poemario “Rozando el decir” (1992), sigue planteándose su forma de ser situándola en el metarelato poético donde la contraposición: verano, otoño- invierno, aparecen dos realidades contrapuestas y que marcan situaciones anímicas, empujándole a la alegría o la simple sonrisa. Por otro lado, el verano está asociado a su infancia, al amor desbordado, a la sensualidad; el otoño y el invierno es figura de la sonrisa, de los gatos y de la ciudad. Así:
- En el verano se pueden reconocer los lugares de la Beira Baixa, la tierra materna que lleva dentro y que le marcan un hacer poético optimista. Escribir es como el cultivar de las campesinas de la Beira. Así lo expresa en el frontis de esta obra con el poema el arte de los versos:“Toda la ciencia está aquí /en la manera en que esta mujer de los alrededores de Cantao, /o de los campos de Alpedrinha,riega cuatro o cinco bancales /de coles: mano certera /con el aguaintimidad con la tierra, /empeño del corazón. /Así se hace el poema”Porque el verano deletrea la vida, silabea la realidad que con la lluvia “abría el aroma del heno,/ no tardaba el sol en cada sílaba.. La poesía -dirá –adora/ andar descalza en la arena del verano” .

Porque el verano salva de situaciones negras, es el espacio por donde poder escapar del desasosiego del invierno, del pesimismo. Esta idea la mantiene con el poema final de este libro:

“Quien tiene así el verano/ dentro de casa/ no debería quejarse de estar solo,/ no debería.”

Ahora bien, los elementos del verano que en su mayoría son recuerdos de la infancia, no expresan sólo lo positivo también traen tensión, como la descrita en el poema “Mujeres de Negro”donde puede percibirse una crispación, una sensibilización especial:
“Hace mucho que son viejas /vestidas de negro hasta el alma.Contra el muro /se defienden del sol de piedraal fulgor. /Se ocultan al frío del mundo. /¿Aún tienen nombre? Nadiepregunta, nadie responde. /La lengua, piedra también.”De las mujeres del sur dirá en “Vertientes de la mirada” , refiriéndose a las madres “que están envueltas en la sombra de sus lutos, como si la tierra se les hubiese muerto y para siempre estuvieran huérfanas...Están en todas partes donde nazca el sol...”Tensión que aparece también en las aguas negras del pozo del poemario La sal de la lengua .

El verano es como un grito que araña y trepa por las paredes hasta morir en la boca del pozo:“Lo que me trae el verano no es /el desabrido /y ácido canto de las cigarrasque el sol /ha ayudado a subir a la copa /de los pinos; /no es el mar...ni las aves... /hoy lo que me trae el verano /es el grito /negro de las aguas-lo oigoarañar, trepar por las paredes, /morir en la boca del pozo.”( ver 375)

Frente a la tensión y optimismo del verano sitúa el otoño con el referente y la perspectiva de la ciudad; con los gatos, también aparece lo cotidiano,aunque estos animales, los que él quiso, tenían más de luz y verano que otoño. En su poema Acerca de los gatos escribe, con metáforas sugerentes, de aquel que tuvo en Lisboa, cuando tenía diez años:“... fue quien primero robó mi corazón por sorpresa/... / Sólo muchos años/ después entró en casa, para ser/ su señor, el pequeño persa azul . La belleza nos vuelve el alma/ del revés y se marcha... es ahora una gatita sumisa y negra... / Es al sol de sus ojos/ donde quizá calienta mis manos..”. Junto con los animales se encuentra el estado anímico reducido a la sonrisa, que no supone la alegría; una sonrisa que va desapareciendo del ser interior junto con el ardor de la luz:“Tu te fuiste en los cuatro versos, /que precedieron a estas líneas; o se fue tu sonrisa, por que tú /siempre viviste en tu sonrisa,lluvia breve en las hojas, tu sonrisa, /batir de alas en el pulso, tu sonrisa,y el sabor, ese ardor de la luz”La ciudad es como una “tierra caliente y tan avara de alegría ; una realidad que transforma al ser humano en perro, en suelo: “al entrar en la ciudad / aquel otoño,/ era más perro que río/ era más suelo que agua/...” Realidades todas que le van cambiando la perspectiva de la vida :

3. Escribir desde la sed, desde el deseo de la luz

En la obra “La sal de la lengua”.(1995) aparece de manera evidente el sentimiento de escribir sin ambages. El poemario es todo una lección de escritura y de sencillez lejos de cualquier retórica: Es el sabor de la palabra escrita. Por esto en este poemario retoma lo mejor de algunos poetas clásicos y de las letras europeas: Se pueden reconocer algunos de los poetas que influyen en su hacer, como: Homero(), Kavafis(), Pessanha .() William (345) Estos son., en el decir de nuestro autor, compañeros del alma, marcas que delimitan un huerto, pequeño pero ennoblecido con su presencia:Escribir con Homero, con la visión de una búsqueda constante, ¿recorriendo los mares de la palabra?:“Con Ulises en la proa, ¿ a quién no le gustaría /recorrer los mares? Desde la última vez /que estuve en la isla, su sombra /aún me guiaba”. ...En una permanente vigilia del espíritu que se duele por todo lo que muere y se deja atrás “ es mortal este agosto: su ardor /sube todos los peldaños de la noche,no me deja dormir... /se retrasaba la mañana ¿ cómo dormir...? ...¿ cómo dormir a las puertas de la vejez /con ese peso en el corazón? “ Con Kavafis, entrar en la sensualidad mediterránea, que hace del amor algo inocente, un privilegio que solo los amantes tienen. Esta perfección del amor ideal hace que las palabras sean incompletas:

“Nada, ni siquiera el verano /está completo. Menos aún el collarde sílabas que, desvelado, /te pongo alrededor de la cintura...” Con Camilo Pesanha la palabra se vuelve canto del rumor de la sangre de ese hombre mortal, un canto como el de la dura piedra aparentemente insensible. “Escucho como si la piedra /Cantase. Como /si cantase la mano del hombre.Un rumor de sangre o de ave /sube en el aire, canta con la piedra...su mortalidad /de hombre. Canta con la piedra”

Con Willians Carlos Willians nuestro poeta se abre a la verdad poética de la palabra escrita bajo la figura de un gorrión. Una palabra sencilla, sin muchos adjetivos, tan natural como esta ave, tan sencillo como el propio poeta:

“Hace cuántos años estás ahí, en la era 7o en el tejado, arañandoel pan difícil sol a sol...Hoy es un portugués nada orgulloso /de serlo quien te abre las puertasdel poema y te invita a entrar, /pues no ha hecho de tu canto un lujo ...”Así, Eugenio de Andrade traza una forma de escribir nada solemne y retórica sino más bien sencilla, tan simple que le lleva al despojo de todo adicamento superfluo, “porque la poesía-dice-adora / andar descalza en la arena del verano” El poemario termina con una llamada de atención a los lectores para confiarle la luz de la palabra que viene de la alegría y termina en la boca, serenando el espíritu inquieto .

4. Escribir con transparencia, mas allá del tiempo

Este hacer lo encontramos en “Los surcos de la sed” (Os sulcos da sede) En este libro se comparte la transparencia, la pasión, el paganismo y la luminosidad de una obra unitaria e intensa, y le añade matices y destellos originales: una nueva temporalidad nace en el tiempo real del poeta, la que alza la poesía por encima de lo contingente hacia una experiencia temporal donde coinciden el instante de fulgor y los milenios, el descubrimiento del mundo en la adolescencia y la conciencia de las postrimerías.Un poema prólogo que advierte de la torpe mirada del lector que pasa rápido por el poema o que se ciega buscando no lo que no hay:“Toda poesía es luminosa, incluso /la más oscura.El lector es quien a veces, /en lugar de sol, tiene niebla dentro”....Todo es luz, pausa, serenidad, silencio como la de “la fuente que sólo se detiene en la boca del cántaro”. Hay que leer así: rasgando “la niebla, entrando en la luz a plomo”, dejándose ir por la propia gravedad para terminar siendo llama Los poemas son un ir y venir de la memoria al presente, siempre con el recurso del recuerdo redivivo como el de un barco que cruza el Tajo: blanco . “Un barco cruza el Tajo /Viene de la infancia, no sé hacia dónde va.Es blanco, de esa blancura que sólo le es dada /a las aves...”.Son las palabras que como un canto ayudan a despejar la soledad, “ese fuego del desierto que invade el corazón” .En el centro del poemario Li Bai y Juan de la Cruz como exponentes del derroche espiritual donde todo se trasciende en una búsqueda intemporal: la del hacer poético. La palabra escrita es según Eugenio como agua, ébria de ternura, levedad o como amor, abrasado y místico dadas a beber en una sola mirada: ...“Aguas de Li Bai ebrias /de ternura,de San Juan de la Cruz abrasadas /de amor, oh aguas...”En Vertientes de la mirada dirá más explícitamente, hablando de la poesía oriental ( japonesa) que los caminos que a estos poetas llevan al crepúsculo a él le llevan a las dunas ( al desierto) . De todas formas el deseo de escribir con trasparencia es auxiliado por el oriente “ con dos o tres sílabas a la orilla del silencio.Escribir es un deseo que le trasporta al rumor de la cal, al primer beso, a la raíz profunda que le hace nacer de nuevo . “Escribo ya con la nocheen casa. Escribosobre la mañana en que escuchabael rumor de la cal o de la lumbre”...Un eterno retorno que le impulsa a vivir con pocas palabras: azul, verde, naranjo, sin pronunciarlas porque éstas simples palabras brillaban. Como hojas mojadas . Son las sencillas palabras que no calman la sed, sino que le provocan beberla, asumiendo la inquietud de una tarea que deja surcos, una tarea que cuestiona y mantiene al poeta muy cerca del agua, “envejeciendo en el rumor del caño / por el que tan sólo corre el silencio” .

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El verano y el otoño están situados en lugares concretos denotando al mismo tiempo un estado anímico. El verano es el sur, los lugares de su infancia, el pueblo, es el lugar donde sitúa la poesía, la inspiración más limpia ( ver Pág. 349); el otoño es sin embargo la ciudad donde la luz casi se apaga y la saudade toma protagonismo. En la obra La sal de la lengua, compondrá unos versos sobre el espíritu del otoño ( ver pg. 337 )En el poemario Oficio de paciencia le dedica a este tema unos versos.

Siempre unida al otoño. ( Ver Pág. 315)De la sal de la lengua, pag. 351 Vertientes de la mirada
pg. 46 ss.Del persa azul hace mención en otro poema A ras del suelo del libro Rozando el decir: Es azul y tenía los ojos de dios, dijo de él. Si de este otoño de la Sal de la lengua
pg. 339Como aparece en El espíritu del otoño de la Sal de la lengua
pg. 337 Camilo Pessanha. (1867-1926)
pag. 365
pag. 367
pg. 357Camilo Pessanha, Crepuscular. en el ambiente flota un rumor de jengibre..
pg.329
pg. 349-51
pag. 383-85el libro inédito de Eugénio de Andrade (Premio Camões 2001), cuya primera edición aparece al mismo tiempo en Portugal y en España como símbolo de una atracción mutua.

Pg. 439

pag. 399
pg. 401 Renombrado como el poeta inmortal, se encuentra entre los más respetados poetas de la historia de la literatura china. Aproximadamente mil poemas suyos permanecen en la actualidad. El mundo occidental introdujo los trabajos de Li BAi a través de muy liberales traducciones de versiones en japonés de sus poemas, realizadas por Ezra Pound. Li Bai es mejor conocido por su imaginación extravagante e imágenes taoístas vertidas en su poesía, a la vez que por su gran amor a la bebida. Al igual que Du Fu. Li Bai pasó gran parte de su vida viajando, aunque en su caso esto fue gracias a que su riqueza en vez de haberse visto forzado a ello por pobreza. Se dice que se ahogó en el río Yangzi, habiendo caído de su bote al intentar abrazar la luna estando bajo los efectos del alcohol.
Pg.411
pg. 421-3
pg. 425
pg. 431
pg. 433

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Los elementos, la soledad y el despojo del poeta.( Parte IIª de “Ser agua”)

Siguiendo con Eugenio de Andrade y rozando algo de su maravilloso mundo, me atrevo a desarrollar un breve análisis de algunos de los elementos más recurrentes que aparecen en su trabajo poético. Para ello tomo como referencia algunos poemas de Materia solar [/color][/i]( 1980). A propósito de esta obra el mismo poeta dirá que “es un título programático”, porque la “[color=blue]Luz, cuerpo, y la escritura” son la “materia solar, la luz penetrando la escritura, mi obsesión”. Este libro contiene cincuenta poemas, con versos directos, llenos de materiales cotidianos, materia solar donde el cuerpo y la luz; el tiempo y la palabra; la vida y el silencio conviven en perfecta armonía.Ángel Crespo en la introducción a Vertientes de la mirada, dirá, que la poesía de Eugenio de Andrade es una “poesía de los elementos y de las cosas elementales, porque elemento quiere decir principio constitutivo –tal vez los únicos decisivos-de la poesía, la escala musical del canto”.Los elementos a los que me refiero en este análisis son precisamente esos elementales simbólicos que constituyen la identidad de este poeta y que, en algunos de sus poemas, giran y se funden con el cuerpo, al mismo tiempo que marcan la identidad o el lugar donde el mismo poeta se pierde.

Así: será como un lugar de aprendizaje; el sol la realidad que moldea y da forma; la soledad la situación, casi tangible, donde el cuerpo se pierde; el despojo el ámbito anímico que es purificación o manera de fundirse en palabras sin adjetivos. Pero veamos cada uno de estos elementos en el contexto de la poética de nuestro autor:

1.- El agua.- En algunos poemas da la impresión que, para nuestro autor, el agua, además de ser el elemento esencial, es símbolo de identidad: Es necesario ser agua, como un lugar donde uno vive y aprende. Este material tan cotidiano del agua parece transportar al poeta a la infancia de la Beira Baixa, a ese lugar de casas encaladas y noches limpias, reflejadas en el agua de los estanques (barragem), un lugar a donde volvía algún que otro verano.
Ser agua es la expresión metafórica que marca la saudade, que es algo más que el recuerdo de esos lugares primeros.Importa subrayar que es el mismo cuerpo quien tiene que aprender a ser agua:
Sea una mano que se vuelve estanque o una boca convertida en mar lleno de luz:
Podría enseñarle a la mano
/ ... a ser agua /
donde, de tanto mirarlas, cayeran las estrellas (1)
/ ... sueño con otra boca.
/ Donde aprenda a ser agua. (4 )

El agua es el elemento vital contextual del ser humano antes de nacer. Volver a ser agua es como volver al principio a la génesis de la inquietud que se traduce en melodía de búsqueda incesante porque “se descubre al descubrirnos.”

Así decía Eugenio de Andrade prologando otro de sus libros Vertientes de la Mirada (1985). En esta breve reflexión él terminará diciendo: “[color=blue]No ha sido fácil: desaprender cuesta más que aprender.¿ Estaré ahora, al menos, más cerca de ese decir que ayuda a otros a hablar?”2.

El sol.-A lo largo de los cincuenta poemas el cuerpo tomará un protagonismo esencial en su relación con el sol y el aire (siempre un sur) impregnado de sentimiento alentejano, una relación íntima con el entorno, realidad que enamora al contemplarla desde el silencio que quema:
Aquí me tienes, connivente con el sol /
en este incendio del cuerpo hasta el final:las manos.../
la boca... (13).

Otra vez las manos y la boca como recurso para volar y permanecer siempre joven.

El sol /
el polvo /
lentísimo del sur.../
el blanco y desnudo /
y tan antiguo /
polvo del sol /
viene a posarse /
en mis ojos.( Recuerdo de las casas encaladas?)

He amado esos lugares /
donde el sol /
secretamente se dejaba acariciar. (18)

Da la impresión que habla de muros encalados, de lugares concretos que, como una pintura, el poeta recrea en los versos. Dónde se puede acariciar el sol si no es sobre los muros blancos de las casas del Alentejo.

Donde pasaron labios, /
donde las manos corrieron inocentes, /
el silencio quema....

3.- La soledad .-En este continuo aprender, Eugenio sitúa el cuerpo en un tiempo, más allá del cronos, donde la soledad y el recuerdo se hacen patentes en su propio madurar . Es la soledad del poeta donde siente perderse; el tiempo del recuerdo ( tempo da saudade) en esos días de Oporto, cuando la madurez y las ocupaciones le van relegando a su casa y distanciándole, cada vez más, de los lugares del sol, de ese Alentejo por el que suspira. En Vertientes de la Mirada dirá que Oporto es sólo determinada manera de refugiarse en la tarde, de cubrirse de silencio .

En un poema de Materia Solar hace una maravillosa descripción de esa madurez adulta que vive en Oporto.

Me he llevado las manos a los ojos para ver/
si aún en ruinas existes todavía;/
he sumergido en el sol todos mis dedos,/
mojados por las aguas fatigadas/
el cuerpo se perdía frente a los días. (30)

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Vivo ahora en los ojos de los niños...
En esta plaza que me recuerda otra/
más antigua, las palomas vienen/
a beber la soledad en mis manos.
Digamos entonces que un brusco aroma/
me trae el sol o una abeja/
o esos ojos donde ahora vivo(33)

En esos lugares /
en esos lugares donde el aire/
/ Hablar de esa luz quemada /
Desierta.¿Qué hacer con esta boca,/
con la mirada/
tan cerca en otro tiempo de ser música?(39)

En el poema 26 dirá también:
¿ Pero cómo hacer durar /
hasta el último instante/ esta boca, este sol?

Reconoce el poeta que el ser humano es lento para ser consciente del paso del tiempo. Así lo expresa:

El cuerpo aprende despacio/
a conocer la tierra.(43)

4.- Despojo.-Al final del poemario los versos se vuelven directos con tonos imperativos como justificación para tomar conciencia del lugar donde vive. Aquí, el cuerpo se funde en palabras sin adjetivos provocando una catarsis, una purificación interna que no es otra acción que la del despojo, entiéndase desprendimiento casi místico: quitar elementos que pesan, subrayando así la fuerza del espíritu interior, espíritu sencillo y limpio. De aquí su actitud de :

salir, abandonar, desprenderse, cambiar.
En realidad estas son expresiones propias del que está en ese proceso de pasar a otro ser más fortalecido y seguro:Ahora sal de escena a tu modo/ abandona ese sol débil/ a las cabras y a los cardos.

Sin ruido, pero sin dudar tampoco/
despréndete de ese deseo/
que blando zozobra sobre la paja.
Necesitas cambiar de mano, de clima; /
o de piel;/
simplemente de letrina. (48)

¿De qué habla el poeta, de un despojarse del tiempo pasado, de esos recuerdos de las tierras del sur?

En estos elementos señalados, con los que el cuerpo aprende a despojarse y a entrar dentro de la sencillez de las cosas, se encuentran las palabras exentas de adjetivos.
El último poema es un interrogante y un elogio a la palabra que las musas han confiado al poeta, palabra que vuelve enriquecida después de haber recorrido los lugares más queridos, haciendo sentir al cuerpo, también, la presencia del lugar donde se habita. Es maravillosa la forma que tiene Eugenio de Andrade de situar vocales y consonantes junto a los colores sugiriendo así sus lugares queridos, Lisboa o el Alentejo:
¿ Qué has hecho de las palabras? /
¿ qué cuentas darás tú de esas vocales /
de un azul tan apaciguado? ( Lisboa)
Y de las consonantes ¿ qué les dirás,/
ardiendo entre el fulgor/
de las naranjas y el sol de los caballos? ( Alentejo)
¿ Qué les dirás tú cuando/
te pregunten por las minúsculas/
semillas que te confiaron? (50)

domingo, 16 de noviembre de 2008

"Ser agua"

Este es título de una serie de artículos sobre Eugenio de Andrade: Ser agua, porque el agua es trasparente como la poesía de esta hombre; el agua también purifica, como el hacer de Eugenio cuya poesía está limpia de adjetivos. Eugenio de Andrade un poeta sencillo, que cantó al ser humano desde la realidad mas evidente, desde el cuerpo.La persona.

El poeta.- José Fontinhas , Eugenio de Andrade es el seudónimo con el que se le conoció, nos dejó el verano del 2005. Poeta singular, que murió en la madrugada del 13 al 14 de junio en su casa de Oporto, a los 82 años, tras una larga enfermedad. Se puede decir que hay dos cosas esenciales en su quehacer poético 1 :
la búsqueda de la unidad perdida y el transcurrir del tiempo. Se trata de una concepción taoísta de la vida, en el sentido de la unión del tiempo lineal con el tiempo cíclico o lo que es lo mismo el tiempo existencial y el cronológico. Victorino Nemesio hablará de la poética De Andrade como de una “estética de desprendimiento y síntesis”. A lo que Andrade dirá sobre estas palabras: “ Una tal estética, puede más que aproximarse cada vez mejor a un lenguaje sustantivo, magro, seco y tornarme odiosa todas las formas de exhibicionismo, comenzando por las culturales”. “Nacido en tierras donde la luz de la noche era de aceite y el pan tenía el color de las piedras, todo exceso me parece una falta de gusto, todo lujo, una falta de generosidad”.

A diferencia de Pessoa, Eugenio de Andrade confiere una importancia fundamental al cuerpo y de su intimidad como vía de acceso a niveles más profundos de la propia existencia será una constante en toda su obra. Así lo afirma de nuevo: “No es del portugués el gusto por la especulación abstracta o por la religiosidad entrañada, o por la imaginación fecunda. Lo que es nuestro sin fingimiento se mueve en una tierra de sentidos despiertos. Todo lo que en nosotros es vuelo, y sube a veces muy alto, tiene en el cuerpo su primer nacimiento y nunca pierda el sabor de sus fuentes”.

La poesía de Eugenio de Andrade se nos revela así como una poesía del amor, del deseo, de lo sensual en su inmediatez y en su fugacidad a la vez materia y cuerpo glorificado. A la vez, como ha observado otro crítico, su poesía emerge de las capas más profundas del inconsciente colectivo portugués.Eugenio de Andrade está considerado por muchos como la voz más fértil y uno de los poetas lusos más universales de las últimas décadas. Poeta esencialmente lírico, que cantaba a las cosas más sencillas de la vida, recibió en 2001 por su obra Los surcos de la sed ( Os sulcos da sede), el Premio Camoes, equivalente al Cervantes para la lengua portuguesa. Esta obra es considerada “una de las más luminosas” de la lengua portuguesa. Eugenio ya había recibido el Gran Premio de Poesía de Portugal (1989), también los premios: “Vida Literaria” (año 2000), uno de los más importantes del ámbito literario luso y concedido por la Asociación Portuguesa de Editores (APE), y el primer “Premio Extremadura” en el mismo año.

Entre otros reconocimientos. José Saramago, definió a Andrade como uno de los tres mejores poetas portugueses de todos los tiempos y consideró su obra como una poesía del cuerpo a la que llega mediante una depuración continua.En la obra de este autor hay que resaltar varias cuestiones :
La primera, el hecho de haber nacido en Póvoa de Atalaya (1923), una aldea de la Beira Baixa. Esto le marcará toda su vida de manera concreta. Así, su infancia rural y el contacto directo con la naturaleza, en sus más variadas manifestaciones, influirán decisivamente en su poesía y en su visión del mundo. En un texto de su libro Rostro precario, el mismo poeta nos dice: “Soy hijo de campesinos, pasé la infancia en una de aquellas aldeas de la Beira baixa que prolongan el Alentejo y, desde pequeño, de abundante conocí el sol y el agua. En ese tiempo, que no fue solo de pobreza por estar lleno del amor vigilante y sin fatiga de mi madre, aprendí que pocas cosas hay absolutamente necesarias. Son esas pocas cosas que los mismos versos aman y exaltan. La tierra y el agua, la luz y el viento, se consustancian para dar cuerpo a todo el amor del que mi poesía es capaz”.

El apego del poeta por la tierra tiene una referencia importante al universo simbólico de la figura de su madre. De ella surge el apego del poeta por la tierra e incluso por sus aspectos subterráneos; también su aceptación de la muerte, como él mismo lo ha dicho: “Sólo quien conoce la muerte puede conducir al amor extremo que finalmente todo arte es, aun cuando parezca negarlo”.

Su madre es una figura axial en la vida y en la obra del poeta. A propósito de su madre hay que decir que de ella heredó la sensibilidad, el sentido del rigor, cierta inflexibilidad de carácter y su despertar a la poesía.

La otra cuestión a resaltar es el hecho de completar sus estudios fuera de la zona de Castelo Branco donde hizo la primaria. Así lo vemos en dos grandes ciudades: Lisboa y Coimbra. Hacia 1946 ingresa en los Servicios Médico-sociales en Lisboa, más tarde lo trasladaran a Oporto, donde vivió hasta el día de su muerte.Son en estas ciudades donde Eugenio de Andrade evidenciará el silencio. De pocos poetas-comenta Eduardo Lourenço2- se podrá decir como de Eugenio de Andrade que su dios y su musa son ese silencio ontológico, cárcel de cristal donde la voz del mundo debe resonar para librarlo del exceso con que su alma y su cuerpo al ser naturalmente pagano aspira y es aspirado por el contacto violento, luminoso, e indomable de realidad.

Eugenio de Andrade, pertenece a la generación de poetas que desarrollan su obra en medio de las luchas colonialistas y la presión de un gobierno totalitario. Estos hechos puntuales de la historia de Portugal, crean un clima duro y difícil para la creación y el arte. La cultura está condicionada y los poetas recogen en su alma todo el sufrimiento y la penuria del pueblo, cumpliendo de esta manera con su destino natural. Asimismo, Andrade, paralelamente a su actividad como funcionario público, teje palabra a palabra una obra sustancial para la literatura portuguesa actual. Eterno perseguidor de la sencillez y la trasparencia, despoja la palabra de cualquier elemento superfluo y desecha asimismo cualquier tipo de conceptismo barroco.

Para Eugenio de Andrade3, el acto poético es el empeño total del ser hacia una revelación. Este fuego de conocimiento que es también fuego de amor, en el que el poeta se exalta, se consume, es su moral. Y no hay otra. Él señala que la rebeldía del poeta se nombra en una triple dirección: “Fidelidad al hombre y a su lúcida esperanza de serlo totalmente; fidelidad a la tierra donde hunde sus raíces más profundas y fidelidad a la palabra que en el hombre es capas de la verdad última de la sangre, que es también la verdad del alma”.La experiencia poética de Eugenio de Andrade es ante todo un ejercicio de indagación, una búsqueda intensa en la naturaleza misma de las cosas, que sólo muestra su plenitud si son escritas.

Medio siglo de poesía marcados por elementos diferentes, en un diálogo incesante: madre-infancia, tierra-manos, deseo-sed, blanco de cal-veranos del sur, luz-memoria.En toda su obra se dan las constantes que al leer su poesía cualquiera puede apreciar: poemas breves, puros como chispas, impregnados de concentración y desnudez. Esencialmente mitificadores de realidades. El poema es, en su esencia y en su forma, mito, palabra mitificadora, lenguaje de dioses o robado a los dioses sin que ni ellos ni nosotros nos demos cuenta de esa apropiación.

Jorge de Sena dice en un comentario sobre Andrade: “Las emociones tensas y contenidas de entusiasmo erótico, la melancolía estoica ante lo que se pierde y se desvanece, una vivencia vegetal y de aire libre, un frescor de mañanas, un ardor de estilo, un fluir de noches silenciosas entre el cielo y la tierra, en que los cuerpos se alargan y se acoplan en una desnudez sin vergüenza o contrario de ella. Todo eso será después mucho de la poesía de Eugenio de Andrade que surge en su obra en estado de milagro momentáneo.”

1. Desde los años 50 su obra poética es la siguiente: Primeiros poemas ( 1940-44); As maos e os frutos (1948); Os amantes sem dinheiro (1950); As palavras interditas (1951); Até amanhã (1956); Coração do dia (1958); Mar de Setembro (1961); Ostinato rigore (1964); Obscuro domínio (1971); Véspera de água (1973); Escrita da Terra (1974); Homenagens e Outros Epitáfios; Limiar dos pássaros (1976); Memoria doutro rio (1978) Matéria solar (1980); Vertentes do olhar (1987); O outro nome da Terra (1988); Rente ao dizer (1992); Ofício de Paciência(1994); O Sal da Língua (1995), Pequeno formato(1997), Os lugares do lume (1998); Antologia Breve(1999); Os sulcos da sede (2001.
2. Materia solar y otros libros. Prólogo “Eugenio de Andrade: entre el éxtasis y el silencio”. G.Gutemberg. Madrid. 2003
3. Poética que abre su Antología breve (1999-7edición)

sábado, 15 de noviembre de 2008

DESNUDEZ

Vierte el agua el sexo virginal
de mañanas y soles
en la desnudez
de las horas que se comen
el color
de la rosa.

Se vierte mi alma en este ruido
del día
que avanza con la impiedad
de un borracho blasfemo.

Mis manos, sólo ellas
saben del secreto de los besos
del silencio de los labios,
de la piel, ahora muro,
donde resbala el agua.

jueves, 13 de noviembre de 2008

IMPACIENTE INQUIETUD

Creció en mí como una extraña
hasta convertirse en la amiga
impertinente
a quien soporto.

Con la inquietud calmo el fuego
de sus tardes, las piedras
de sus días y a veces,
sólo a veces, la confundo
con el deseo, otras con la pasión,
es entonces cuando se desborda
sobre el alma, como el galope
de unos caballos sin frenos.

En medio de sus locuras
siembro primaveras
hasta acariciar el sonido
que no es música
es el tacto tibio
que termina en su sonrisa.

Y SE HIZO LA LUZ

Flores, sonrisas, palabras
y el gesto amante
de mirarme a los ojos.
Juego mañanero que abre la puerta
del aire y descubre que la tierra
grita redondez.

No hay milagros, sólo gestos
incapaces de apagar la luz,
que se desvela en la rosa
y envuelve al rocío, espacio
de locos abrazados que buscan
el mar
mientras se deshace el desierto.

Camino rozando el revés
de las gaviotas, camino
con el vértigo de la luz
hasta romper el horizonte.

MIS VISITAS AL MUNDO

MIS VISITAS AL MUNDO
Tiene Lisboa sonidos de agosto